todo está escrito
Extraído del libro "El lenguaje del cuerpo", de Allan Pease. Sirva como "fe de erratas" para mi artículo de la semana pasada acerca del metro.
La aglomeración en los conciertos, cines, ascensores, trenes y autobuses ocasiona la intromisión inevitable en las zonas íntimas de otras personas. Hay una serie de REGLAS NO ESCRITAS que los occidentales respetan FIELMENTE cuando se encuentran en situaciones de hacinamiento; por ejemplo, cuando se viaja en un vehículo público atestado. Algunas reglas son:
1. No es correcto hablar con nadie, ni siquiera con alguien conocido.
2. Debe evitarse mirar a la gente.
3. Debe mantenerse la "cara de póquer", totalmente inexpresiva.
4. Si se lleva un libro o un diario, se simulará estar dedicado a su lectura.
5. Cuantas más personas haya en el lugar, menos movimientos deben efectuarse.
6. En los ascensores, debe mirarse el tablero que señala los números de los pisos.
Con frecuencia escuchamos adjetivos como "preocupado", "infeliz", "abatido", cuando se describe a la gente que viaja en las horas punta. Se usa esos calificativos debido al aspecto inexpresivo, "en blanco", de los viajeros. Pero el observador comete un error de juicio: con ese aspecto, los que viajan están cumpliendo con las reglas que rigen la invasión inevitable de sus zonas íntimas en los lugares muy poblados.
La aglomeración en los conciertos, cines, ascensores, trenes y autobuses ocasiona la intromisión inevitable en las zonas íntimas de otras personas. Hay una serie de REGLAS NO ESCRITAS que los occidentales respetan FIELMENTE cuando se encuentran en situaciones de hacinamiento; por ejemplo, cuando se viaja en un vehículo público atestado. Algunas reglas son:
1. No es correcto hablar con nadie, ni siquiera con alguien conocido.
2. Debe evitarse mirar a la gente.
3. Debe mantenerse la "cara de póquer", totalmente inexpresiva.
4. Si se lleva un libro o un diario, se simulará estar dedicado a su lectura.
5. Cuantas más personas haya en el lugar, menos movimientos deben efectuarse.
6. En los ascensores, debe mirarse el tablero que señala los números de los pisos.
Con frecuencia escuchamos adjetivos como "preocupado", "infeliz", "abatido", cuando se describe a la gente que viaja en las horas punta. Se usa esos calificativos debido al aspecto inexpresivo, "en blanco", de los viajeros. Pero el observador comete un error de juicio: con ese aspecto, los que viajan están cumpliendo con las reglas que rigen la invasión inevitable de sus zonas íntimas en los lugares muy poblados.
5 comentarios
ace76 -
Jo, a mí no me miran tanto, debo de ser anodino... ;-P
Joserra -
Y las conversaciones yo a veces las aminoro en el Metro porque siempre, repito, siempre, hay en los asientos de enfrente una señora de gafas que hace una verdadera retransmisión televisiva con los ojos siguiendo el hilo: mira a quien habla, gira y mira al que responde y así sucesivamente
ace76 -
A ver, en el metro, yo miro a la gente porque me gusta mirar a la gente. Si alguien es llamativo por su aspecto físico, su ropa o porque lleva algo, le miraré. Pero con disimulo, claro.
Por lo demás, si te miran fijamente, es que tú miras a los que te miran. Si miras por la ventana, no te das cuenta de que te miran.
Y la regla 1 es curiosa. A mí, a veces me pasa de estar paseando con alguien y entras al metro y es como si la conversación muriera...
Joserra -
1-Yo sí hablo con la gente conocida en el metro o abutobús
2-Esta en Madrid no la cumple nadie, casi todo el mundo mira fijamente a la gente en el metro y como lleves algo "especial" en plan alguna bolsa de super o algo se quedan mirándola con pasión.
3-Esto también lo cumple casi todo el mundo a rajatabla
4-Yo si llevo libro o periódico lo leo, no simulo
5-Eso es normal, vamos, que si la cosa está repleta yo procuro coger buen sitio y no moverme. Aunque en el metro alguna vez me ha pasado lo del anuncio de Axe, voy totalmente solo en un vagón, entra alguien y se sienta justo en el asiento que está a mi lado
6-Sí, miro a las teclas o al suelo
Inakov -