Blogia
es-ti

des-con-fiada

des-con-fiada Y digo yo... ¿por qué no se dirá sin-fiada, que es lo que tiene sentido?

Bueno, soy feliz. TENGO MI ORDENADOR!!! Y... sí! Todo está bien: funciona todo, no faltan cables, ni piezas ni nada! Yo, que estaba convencida de que me iban a engañar. Soy des-con-fiada. Lo reconozco. Soy escéptica y tengo querencia por el pesimismo. Odio ser así, pero es mi sino de momento. SIEMPRE que compro algo medianamente importante, me recorre un chispazo de odio hacia el vendedor. VEO que está controlándose para no frotarse las garras delante de mí. SIENTO la venta como una derrota. Qué tontería, verdad? No debería ser así, yo debería ponerme supercontenta porque el vendedor me ha dado la oportunidad de ser feliz, poniendo a mi alcance un objeto prescioso que yo deseaba tener. A cambio, yo le he dado un dinerito que a él también le ha debido de poner supercontento. Y así, todos supersontentos. Pues no. No puedo verlo así. Yo planto mi cara de poker y mantengo las distancias. No me creo nada de su simpatía, de sus argumentos, no me creo nada de nada. Me niego a dejarle creer que ese est'upido curso de ventas y lenguaje corporal que le han impartido en una semana le sirve para lidiar conmigo.

A mí la felicidad me llega en mi casa, luego, en la calma de mi intimidad. No la comparto con el vendedor. La comparto con mi novio, previa comprobaci'on de que el vendedor no me ha timado, claro está.

7 comentarios

Joserra -

Sí, a mi también me suele pasar eso

ace76 -

Jejeje, sólo faltaría, que volvieras a la tienda a probar otra pizza... ;-)

Será por pachorra, optimismo o confianza en la gente, pero yo compro las cosas con alegría. Total, lo mío siempre sale así:

-Compro un aparato estupendo, maravilloso, que deseo con toda mi alma, ya sea un ordenador portatil o una cadena de música.

-En cuanto lo desembalo, nada más encenderlo, o a la semana, algo va mal.

-Suspiro y voy a la tienda. Me dan otro.

-El otro funciona, pero nunca funciona bien del todo... Pero a estas alturas ya me conformo, porque me doy cuenta de que, si no, no compraría nada.

Joserra -

Pues sí, lo niego. Sólo me pasa con cosas importantes, joer. Vamos, que me compro una pizza Tarradellas y siempre está buena.

esti -

Joserra, tú sabes que te admiro y te adoro(vida-mía) PERO es que tú en concreto tienes un "problemilla" con este tema. Porque a mí me pasa con compras importantes. A ti, con una canica. NIÉGALO SI TE ATREVES (entiéndase el tono tipo Boris Izaguirre).

Joserra -

A mi me pasa que siempre pienso que de cien objetos, cajas o aparatos que coja, el que me lleve será el que tenga algo roto o algo defectuoso. Y si es algo de sonido siempre acabo yendo a la tienda para comparar el sonido del aparato en la tienda con el de casa a ver si suena igual. No sé, soy también pesimista para muchas cosas.

Inakov -

A mí me ocurre algo parecido. No sé, como que cuesta aceptar el papel de comprador porque tampoco me creo mucho el de vendedor que debe asumir la persona que está enfrente de mí.

Lo des - confiado está bien, ¿no?. Es que no confía. Como el des - cafeinado, que no tiene cafeína. Je, je.

Anauel -

A mi también me pasa. Sobre todo con los talleres de coches que no puedo evitar pensar "¿me estará engañando?, ¿me habrá cambiado las piezas buenas por otras malas?, ¿me estará cobrando de más?"...

Puff, y es la hostia, porque no te quedas tranquilo ni aunque te lo juren, eh? jeje