A LA DERIVA
Los niños de los columpios son los hijos de una de mis mejores amigas de toda la vida. El niño de la mitad, su sobrino. Tengo miedo.
Los años pasan a velocidad de vértigo. La vida de algunos amigos va tomando forma. La mía menos. Nada. No sé dónde estaré el mes que viene.
Un hijo... es demasiado.
Dos hijos, ni te cuento.
Pero es que tiene usted ya 28 años, oiga. Ya lo sé. Me quedan pocos años, p-o-c-o-s a-ñ-o-s para conseguir que la idea de tener un hijo deje de parecerme extraterrestre. Porque QUIERO tener hijos, eso es seguro.
Y no es cuestión de tener pareja o no tenerla, o de que la que tengas sea la adecuada. Siempre he planeado tener niños como algo mío, personal e intransferible, con un padre como posible complemento solamente (una especie de padre-tío). Pero es que hay que detener la vida para hacer un niño. Que paradoja. Nada de trabajar durante un tiempo, nada de casi nada. Sólo hacer el niño. Es incompatible con muchas de las cosas que yo hago ahora mismo y que constituyen mi vida. No se me ocurre una solución.
Nuestra generación lo tiene difícil. Como siempre dice mi primo, nuestros padres lo tenían más fácil. A ellos les metían en un barco y les decían: Ea, ahora conduce hasta allí. Y ellos sólo tenían que hacerlo. Pero nosotros tenemos que construir ese barco, montarnos, decidir hacia donde queremos ir y después conseguir llegar.
Los años pasan a velocidad de vértigo. La vida de algunos amigos va tomando forma. La mía menos. Nada. No sé dónde estaré el mes que viene.
Un hijo... es demasiado.
Dos hijos, ni te cuento.
Pero es que tiene usted ya 28 años, oiga. Ya lo sé. Me quedan pocos años, p-o-c-o-s a-ñ-o-s para conseguir que la idea de tener un hijo deje de parecerme extraterrestre. Porque QUIERO tener hijos, eso es seguro.
Y no es cuestión de tener pareja o no tenerla, o de que la que tengas sea la adecuada. Siempre he planeado tener niños como algo mío, personal e intransferible, con un padre como posible complemento solamente (una especie de padre-tío). Pero es que hay que detener la vida para hacer un niño. Que paradoja. Nada de trabajar durante un tiempo, nada de casi nada. Sólo hacer el niño. Es incompatible con muchas de las cosas que yo hago ahora mismo y que constituyen mi vida. No se me ocurre una solución.
Nuestra generación lo tiene difícil. Como siempre dice mi primo, nuestros padres lo tenían más fácil. A ellos les metían en un barco y les decían: Ea, ahora conduce hasta allí. Y ellos sólo tenían que hacerlo. Pero nosotros tenemos que construir ese barco, montarnos, decidir hacia donde queremos ir y después conseguir llegar.
8 comentarios
Una madre -
Hay que hacerse el ánimo y pensar, que al fin y al cabo, luego todo el munto tira para adelante.
Y un padre no puede ser como un tío, pues los hijos son tanto de la madre como del padre, aunque luego la carga la lleve principalmente la madre en la mayoría de los casos.
esti -
ace76 -
Inakov -
Cuando me da por pensar en lo crudo que lo tuvimos los del baby boom pienso que, por lo menos en lo que a mí respecta, tan sólo una generación me separa del analfabetismo y del hambre, que es lo que durante siglos padecieron mis antepasados. Así que, no sé, quizá deberíamos darnos con un canto en los dientes por vivir esta época que nos ha tocado vivir.
ace76 -
Ahora, uno pierde años encontrando un trabajo que, más o menos, le dé para vivir (que el trabajo le guste ya empieza a ser un mito)... y no digamos lo de tener un piso, vamos, risas mil, oiga... Bueno, y el que consigue un piso, desde luego, no es un piso nuevo con tres dormitorios...
En fin, que vamos para atrás, seguro que a nuestros hijos las cosas les van... ¿peor? Porque, menudo fastidio, ser la generación puteada
esti -
esti -
Joserra -